Este primer número de VirtuosoMag está dedicado a la tierra en todas sus acepciones. Un acercamiento reflexivo, y poético, fruto de nuestra inquietud por conocer y profundizar en una temática que nos implica a todos





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ENTREVISTA


Javier de Miguel, fundador de Los Esquimos, es un horticultor madrileño que cambió la electrónica por la tierra y que con su oficio genera valor económico, social y medioambiental en una localidad a las afueras de Madrid. Plantea un modelo de negocio rentable y que al mismo tiempo sea respetuoso con el medio ambiente y que revalorice el conocimiento ancestral para futuras generaciones.



Vivir el campo sostenible


Decidir estar en contacto estrecho con la naturaleza parece una proeza hoy en día. Requiere una conciencia para los habitantes de las grandes ciudades que, a pesar de los esfuerzos por darle su espacio y de tratar de convivir en armonía con esta, cada vez se torna más extraña y ajena.

Esparcir una semilla en el suelo fértil para hacer crecer una planta que dé sus frutos parece un acto evidente, harto conocido por todos, pero experimentado por pocos. Muchas veces, el acto de escoger en el supermercado las frutas de la merienda y los vegetales para hacer una ensalada o las verduras para un guiso es la forma más cercana de estar en contacto con ese proceso.

Pero detrás de ese pimiento, de ese tomate, de esa coliflor o de esa acelga, hay una cadena que puede ser muy larga o mucho más corta. Hemos preferido adrede la más corta, la de cercanía, a unos pocos kilómetros de Madrid, en Perales de Tajuña. Así nos fuimos a conocer a Javier de Miguel, fundador de Los Esquimos.

Javier es un hombre de 30 años que tomó una decisión de vida importante cuando dejó los estudios de ingeniería electrónica para dedicarse a conocer la tierra, a estudiarla, a trabajarla. Colaboró unos años con una cooperativa de la zona en donde aprendió el oficio. Su entusiasmo por la tierra y por cultivar de una forma sostenible y de temporada, lo llevaron a fundar su propio emprendimiento que se ha transformado en una pequeña empresa.

Así surgió Los Esquimos, uno de los múltiples proyectos de horticultura que florecen en Perales de Tajuña, una pequeña localidad en la Comunidad de Madrid y desde donde se produce lo más fresco y de temporada para los consumidores de Madrid.

Javier y su equipo gestionan una organización que periódicamente prepara cestas de verduras de temporadas distribuidas en varios puntos de la capital. En Los Esquimos controlan todo el proceso de cultivo, cuidado, cosecha, clasificación, transporte y comercialización de hortalizas sanas, variadas y de temporada. Es así como durante el año ofrecen, semanalmente en verano y quincenalmente en invierno, los frutos de un trabajo arduo pero satisfactorio.

La inspiración de emprender la obtuvo de su padre que siempre ha tenido ímpetu para los negocios; mientras que el propósito que cimienta su iniciativa le viene dado por su gran interés por cuidar el entorno e innovar haciendo uso de las tradiciones y de las mejores prácticas que antaño eran más respetuosas con el medio ambiente. De esta forma, siguen labores culturales tradicionales (abonado orgánico, rotación de cultivos, escarda con herramientas manuales…) y métodos ecológicos para tratar plagas y enfermedades, cuando sea preciso.

Javier nos saluda a lo lejos, en el medio de una de las parcelas aún desnudas. Nos lleva a otra, donde es tiempo de la cosecha de la acelga. No escatima en explicaciones y consejos para trabajar la tierra. El resto del equipo nos da la bienvenida y nos ponemos manos a la obra. A medida que cosechamos, entablamos esta conversación.





Los Esquimos es uno de los múltiples proyectos de horticultura que florecen en Perales de Tajuña, una pequeña localidad en la Comunidad de Madrid









¿Qué te motivó a dedicarte al campo?

Tengo muchas razones: retorno el mundo rural, la crisis demográfica que ha generado problemas sociales y ambientales... Y, por otra parte, me motiva hacer proyectos viables aprovechando el mercado que ofrece la ciudad. Tengo un oficio que es de la tierra y que me puedo sostener con ello.


¿Por qué la sostenibilidad?

Considero que no se debe seguir haciendo las cosas como se están haciendo. Si se siguen haciendo como hasta ahora, tendremos un punto y final. Ese punto final vendrá más rápido, si todos abandonamos el campo y vivimos en las ciudades dependiendo de lo que viene de afuera. La ciudad siempre necesita de recursos externos. La ciudad nunca va a producir cereal, verduras, frutas, alimentos… nunca, nunca en la vida, esta se caracteriza por ser consumidora. La sostenibilidad es fundamental porque estamos viviendo un momento crítico.


¿A qué te refieres?

Hay un libro muy bueno que se llama El hambre que viene: la crisis alimentaria y sus consecuencias que estudia muy bien la fertilidad de los suelos y la materia orgánica, explica que los suelos están perdiendo mucha capacidad orgánica. El error fue romper el modelo de vida tradicional rural, romper la agricultura y la ganadería, ahora se han separado completamente; entonces, la ganadería es un problema y la agricultura es un problema. Cuando antes, al estar fusionados, se beneficiaban mutuamente. A los campos llevaban los ganados y los ganados echaban sus excrementos y al final había un beneficio para ambas actividades.

Además de la materia orgánica hay otros temas que van escalando y afectándonos: la escasez del agua, la contaminación, los cambios en el régimen de lluvias, cada vez llueve menos... Por otra parte, la agricultura ha crecido demasiado para poder abastecer a las ciudades de cereal. Antes la gente vivía más del bosque, de las bellotas.


¿Qué solución hay?

La sostenibilidad. Algo habrá que hacer. Aunque nos muramos haciéndolo. Allí habremos estado, dando el callo para encarar los problemas a los que el mundo se enfrenta por primera vez, porque nunca había sido algo tan generalizado a nivel mundial.

En el caso de la agricultura hay que basarse en una que sea más sostenible y más popular que a su vez se fundamente en gran medida en lo que ya se hacía. La clave es combinar tecnología moderna con insumos que no sean perjudiciales para el medio ambiente. El uso del estiércol, por ejemplo, que viene de antes.

Debemos rescatar lo que queda del conocimiento, y lo que no quede, pues habrá que volver a generar esa sabiduría popular, así tarde otros diez siglos más. Tenemos suerte de que en los pueblos aún queda gente con una sabiduría increíble.


Finaliza la jornada y agradecemos la experiencia, prometemos repetirla muy pronto. Y es que quien quiera puede participar. Los Esquimos organizan sábados de hacendera, una actividad abierta a voluntarios en la que puede que se siembre ajo o se coseche de kale o tomate, dependiendo de la temporada. Además de tocar la tierra, trabajarla y conocer el proceso de la mano de expertos horticultores, se celebra la jornada con una comida.

Para participar en estas actividades o para recibir periódicamente la cesta de verduras sostenibles y de cercanía contactar con Los Esquimos a través de este correo: losesquimosdeperales@gmail.com o al teléfono 653933854.